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Convivencia entre hijos adolescentes y sus padres

La familia es una escuela de relaciones personales que asume un papel formador y modelador sobre cómo aceptar las diferencias estableciendo vínculos firmes y apego adecuado. La psicología insiste cada vez más en promover estilos de educación familiar capaces de generar una convivencia de armonía que sea el fundamento de una sociedad sostenible.

El presente artículo tiene por objetivo promover un estilo de comunicación paterna que logre combinar el respeto a la individualidad, así como el apoyo afectivo a sus hijos para desarrollar una personalidad segura. Llegar a este ajuste entre padres e hijos mediante el diálogo es un verdadero y necesario aprendizaje para una convivencia feliz.

Se puede entender la autonomía del adolescente como un aspecto de la madurez que se llega a manifestar en su modo personal de pensar, sentir y actuar (Ortega 204). Diversos estudios confirman que se pueden aumentar las discusiones de padres e hijos es este período si la forma de comunicar no va fraguando bases sólidas desde la infancia; en ambos períodos infancia y adolescencia, la distancia afectiva de las relaciones marca un estilo personal de relación.

La existencia de conflicto en los hogares cuyos hijos están en esta etapa de adolescencia, no es una amenaza a la tranquilidad cuando se da en un clima familiar armonioso, más bien, la resolución positiva favorece el autocontrol y previene problemas de indisciplina (Alonso y Román 2005). Hay que fomentar en los hogares un afrontamiento adecuado de los conflictos, pues la forma como éstos se resuelvan es un predictor de las habilidades en las relaciones de los hijos.

Hay un hecho denominado “El fenómeno del retardo” que refleja la tendencia de los padres a percibir a sus hijos menos capaces y autónomos de lo que realmente son, es decir una resistencia a mirarlos mayores y aceptarlos tomando decisiones personales y en grupo de adultos (Rappoport, 1986).  Una verdadera característica de comunicación familiar óptima con el adolescente es la coherencia entre los padres, de las constantes discusiones parentales surge la inseguridad, la misma que puede retrasar procesos madurativos.

Si entre padres e hijos se establecen relaciones de buena comunicación, a pesar de las discusiones o conflictos con hijos en edades adolescentes se conservará una buena estima personal que defina su autonomía e identidad y que establezca relaciones duraderas en una sociedad de contrastes. El reto evolutivo de la identidad es hacer que los hijos lleguen a ser autónomos, pero manteniendo el amor y vínculo afectivo con sus padres.

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                                                                                   8 consejos para vivir Feliz con un Adolescente.

Muchos padres solicitan consejos prácticos para la convivencia con sus hijos adolescentes pues las relaciones que viven en casa pasan por una variedad de emociones que van desde la ira y frustración hasta el asombro y alegría y esto por las dos vías, es decir por los padres y los propios adolescentes. Es un privilegio guiar a estos jóvenes entre 12 a 17 años hacia la edad adulta, más en este tiempo de mucho relativismo moral en el que necesitan verdaderamente mas que un amigo un maestro.                                                                                                                                  

  1. Que los padres se acuerden de su adolescencia: Es importante recordar las etapas vividas, si bien es cierto hoy los padres han adquirido una madurez y concentración adecuada /adulta es el resultado de un recorrido por la vida.
  2. No exigir perfección en las ejecuciones: El adolescente está en una etapa de ensayo- error, esto cuesta entender desde la adultez, es necesario que el adolescente aprenda a equivocarse, enmendar y lograr buenos aprendizajes.
  3. Reconocer el esfuerzo y sus logros: Estar pendientes de sus logros para felicitarlos, la motivación es necesaria y debe darse en su justa medida, no adular ni mentir por agradar.
  4. Crear una relación de confianza: Los padres y adultos en general deberán ser muy discretos con lo que sus hijos les confían sobre la escuela, pasatiempos y gustos en general, crear espacios de tiempo y escucha es esencial para motivar la confianza y apego, entendiendo este último como formas de vida y diálogo no verbal. Que el adolescente tenga la apertura y el gusto para hablar con sus padres es muy importante.
  5. Saber corregir: No hacerlo en público es una de las mayores reglas, dirigir una corrección con ánimo sereno sin ofensas ni amenazas; logrando acuerdos que vayan en pro de una formación sin imposición.
  6. Reconocer los propios errores: Es importante que los adolescentes miren que sus padres ofrecen una disculpa frente al error, con naturalidad y sinceridad, ellos deben ser testigos de los defectos, pero también del afán por vivir una vida coherente y de dignidad de personas.
  7. Saber perdonar: Es importante que el adolescente siempre obtenga el perdón de sus padres, que se sientan edificados con el perdón y aprendan también ellos a perdonar.
  8. Incentivarle a rezar: Nada puede sustituir esta experiencia, el adolescente ora cuando ve orar y llegará el momento en el que él mismo lo haga por convicción propia.
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Referencias:

Autor:Mgtr. Amapola Matute P - Docente investigador UTPL/ Miembro Equipo Interdisciplinar ILFAM