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Pedagogía familiar y su misión formadora

La familia es en toda sociedad la primera escuela del ser humano.  En su seno se adquieren conocimientos básicos, valores, virtudes, principios éticos y morales, que permiten al ser humano desenvolverse a lo largo de la vida.  Es en la familia donde se adquiere seguridad, carácter, identidad, así como también el desarrollo social y espiritual.

Desde la pedagogía se habla de familia como “Modelo educador”, ya que posee la capacidad de instruir,  es decir, la familia está facultada para llevar adelante un proceso enseñanza – aprendizaje, a través de la convivencia familiar,  comunicación asertiva, cantidad y calidad de tiempo, etc.  Es decir toda acción o elemento que lo capacite para educar. (Sánchez Rivas, 2003)

La misión formadora de la familia gira en torno a patrones de referencia, siendo los padres, el principal referente del proceso formativo, es aquí donde el ejemplo toma su papel protagónico convirtiéndose en la mejor enseñanza para los hijos.  La misión de los padres, inicia desde el mismo instante de la concepción, se extiende durante el proceso de la crianza, permaneciendo latente toda una vida.  La formación de los padres, juega un papel importante en el proceso de crianza, son ellos quienes desde una maternidad y paternidad responsable guiarán y solventarán las inquietudes de sus hijos, propias de cada edad.

En una línea de tiempo hemos observado que la familia ha sufrido un constante cambio, adaptándose a diversas situaciones y desafíos que demanda el desarrollo social, económico y cultural; sin embargo, la familia continúa siendo aquel lugar de acogida,  el hospital más cercano, la primera escuela para los niños, el punto de referencia para los jóvenes, el mejor refugio para los mayores. (S.S Papa Francisco, 2016) 

La familia tiene una serie de características que la convierten en el mejor escenario para formar y educar a los hijos, pues en ella encontraremos el ejemplo, diálogo, atención, cuidado afecto, características que aportan en su crecimiento y seguridad.

Es importante focalizar la formación de los hijos en tres aspectos esenciales: formación moral, formación en valores y formación espiritual, herencia que los acompañará a lo largo de su caminar e irradiará en ellos seguridad y confianza ante un escenario diverso, con aspectos tanto positivos como negativos, y a menudo ante crisis de valores y problemas sociales evidentes.

Para formar la moral en los hijos, no bastan las palabras, nuestras acciones serán el mejor referente.

La convivencia familiar es el mejor escenario donde los valores salen a flote, pasan de ser una teoría y se encarnan en la realidad del día a día. Como menciona la Dra. Juana Sanchez-Gey en el documento titulado “Enseñar vs formar desde la familia”: “El hogar proporciona al niño la experiencia del afecto y de pertenecer a una pequeña comunidad en la que se siente importante”. Es en el hogar donde, aprendemos a ser pacientes, bondadosos, perdonar, creer, respetar, en una sola palabra aprendemos el verdadero significado del amor.

La formación espiritual de los hijos, base esencial en la formación del ser humano, es la que dará unidad, dirección y sentido a su actuar.  Son los padres, a través de su fidelidad y amor a Dios, quienes transmitirán su fe y educarán a sus hijos según los preceptos que consideren vitales. Zambrano (2016) afirma: “Dios quiere usar a los padres como sus agentes, para ejercitar su autoridad y amoroso poder, para que los hijos puedan tener una vida feliz y fructífera”. 

Todos partimos de la formación de una escuela inicial y primordial llamada “familia” solo en el seno de ésta, el ser humano tendrá la posibilidad de sentirse amado y aceptado.

Referencias:

  • Sánchez, J. (2017). Enseñar versus formar desde la familia. España: Universidad Autónoma de Madrid.
  • Sánchez, E. (2003).  La familia.  Bases Teóricas para una reflexión pedagógica. Recuperado de http://www.romsur.com/educa/familia1.htm
  • Universidad Técnica Particular de Loja. (2017). Guía didáctica “El desafío de formarnos como padres”. Loja – Ecuador: Ediloja.

Autor:Gabriela Jarrín Pinos - ILFAM