Capítulo cuarto: El amor en el matrimonio 

“Si permitimos que un mal sentimiento penetre en nuestras entrañas, dejamos lugar a ese rencor que se añeja en el corazón”.

Papa Francisco. 

Lo expuesto por el Santo Padre deja entrever la necesidad de observar al mal, para con ello, prever la afectación que este puede causar a la dignidad de uno mismo y de los demás, pero ante todo, expone la posibilidad de dejar actuar aquella bondad que es intrínseca en todas las personas. 

En el contexto matrimonial, a sabiendas que las adversidades son posibilidades reales que se suscitan en el caminar de un proyecto de vida común y que de ellas pueden surgir conflictos que alteren la armonía del hogar, es esencial mantener una disposición constante a la “paciencia recíproca”, al perdón y la reconciliación. 

Ciertamente, este proceder se subyace en el amor que se profesa la pareja, por ello, es vital propiciar espacios de encuentro conyugal para examinarse mutuamente, con paz y serenidad, con humildad y respeto, bajo la consideración de que, una ofensa bien podría incrementar su gravedad cuando se sucumbe a la frustración. 

No hay que perder de vista que la ejemplaridad del perdón beneficia enormemente a los hijos, dado que les ayuda a identificar fallos en su propio proceder y les sensibiliza para corregir su actuación. 

Saber amar implica saber perdonar, en ello, comprender la debilidad de quién ha ofendido y acompañarle en su camino de restauración, bajo la convicción de que “fuimos alcanzados por un amor previo a toda obra nuestra, que siempre da una nueva oportunidad, promueve y estimula” (Francisco, Amoris Laetitia, 108). 

Perdonar es también superar la lógica y el egoísmo para permitirse madurar en aquel amor que sana las ofensas, incluso, aunque no se haya incurrido en la responsabilidad directa de las mismas. 

Reflexionemos: 

• ¿He sabido perdonarme a mí mismo por faltas que he cometido en el pasado? 
• ¿Pido perdón a mi esposa/o ante la necesidad de acallar la consciencia, o porque reconozco en dicho acto la posibilidad de madurar en el amor conyugal?