Vitamina 4 "Amoris Laetitia" - Reconociendo y Destacando las Virtudes del Otro

familia

Autor: María Elvira Aguirre Burneo - Equipo interdisciplinar ILFAM - Departamento de Psicología UTPL el Mié, 06/04/2022 - 09:33

VITAMINA 4: Reconociendo y destacando las virtudes del otro.

El Papa Francisco a través de la exhortación apostólica Amoris Laetitia nos invita a reflexionar sobre el “Amor en el matrimonio” como el camino que nos permite crecer, profundizar y consolidar el amor conyugal y familiar, a través de la entrega recíproca de todos sus miembros.

Desde la mirada de San Pablo:

El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1 Co 13, 4-7).

Por ello, el amor cotidiano permite que entre esposos, padres e hijos se cultiven los valores que hacen de la familia un lugar de crecimiento mutuo, dentro de una dinámica creativa que promueva y desarrolle las habilidades de cada uno. Es decir, la familia a través del amor cotidiano nos permite “hacer el bien”, tal como lo propuso San Ignacio de Loyola: “el amor se debe poner más en las obras que en las palabras”.

Además, el Papa Francisco nos exhorta a reflexionar sobre la envidia, que hace que olvidemos que en el amor no hay lugar para sentir malestar con el otro o preocuparnos solamente por el bien personal, puesto que el amor nos empuja a salir de nosotros mismos en acción de dar. Otro aspecto a reflexionar es la vanagloria, misma que puede manifestarse en el pensamiento de ser superiores a los demás, a través de actitudes pedantes o agresivas, centrándose en sí mismo, perdiendo el horizonte del “nosotros”. Debemos recordar que lo que nos hace grandes es el amor, es el comprender, cuidar y proteger al débil, en su esencia como persona humana, en los aspectos físico, psicológico y espiritual.

Vivir la humildad es parte del amor, ya que uno se hace pequeño para desde el corazón servir, disculpar y apoyar a los miembros de la familia; dejando a un lado el orgullo o grandeza por mi formación, status laboral o material. En el evangelio de San Mateo, sobre la lógica del amor cristiano, nos dice que no es quien se siente más que otros y necesita hacerles sentir su poder, sino que “el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro servidor” (Mt 20, 27); por ello, en el ambiente familiar todos somos iguales, no hay dominio de uno sobre otro, debemos reconocer y destacar las virtudes del otro como parte del amor en familia.

Para reflexionar:

  • ¿Cuál es mi posición en la familia, espero ser servido o servir?  
  • ¿Al ser parte de un contexto universitario, me considero más que algún miembro de mi familia?
  • ¿Qué acciones me permiten destacar las virtudes de mi esposo/a o hijo/a para crezca como persona?