Importancia del adulto mayor en la sociedad
Autor: Martha Magdalena Prado Camacho Docente Investigadora UTPL el Lun, 04/04/2022 - 15:19
“Ponte en pie ante las canas y honra el rostro del anciano” (Lv 19, 32).
Qué frecuente es hoy encontrar ancianos abandonados en asilos, en las calles pidiendo caridad, o en la soledad de sus casas, sin fuerzas para enfrentar las circunstancias cotidianas. Nuestra consideración y respeto a los ancianos debería ser una norma, no solo porque se trata de seres humanos vulnerables, ni tampoco por temor a ser tratados o maltratados de manera semejante cuando lleguemos a esa edad, sino porque se trata de personas, poseedoras de una dignidad.
Es necesario proteger a nuestros adultos de tres males mayores: abandono, maltrato y soledad. Ellos son un libro de sabiduría, llenos de conocimiento, enseñanzas, de riqueza cultural, de recuerdos, de saberes, de transmisión de valores, virtudes, vida de fe y experiencia, que podría considerar un tesoro, si contamos con la voluntad de cuidarlo y valorarlo con delicadeza. El trato que demos a nuestros ancianos en el hogar será la mejor escuela para nuestros hijos, pues más allá de las palabras, sabemos que con ejemplo no hacen faltan las palabras porque nuestras acciones siembran valores importantes para la vida de los más pequeños, como el respeto, la generosidad y la gratitud.
Los autores García y Miralles nos invitan a que ayudemos a los adultos mayores a encontrar una razón para vivir, que es la llave de una vida más larga y feliz, nos explican que todos los seres humanos podemos encontrar el oficio que nos complete como seres humanos, donde la pasión, misión y vocación de cada uno se intercepte. Al encontrar esta actividad conoceremos el propósito de vivir con entusiasmo cada día. Por ejemplo en Japón, los ancianos permanecen activos y trabajan en lo que les gusta porque han encontrado el verdadero propósito de la vida, “la felicidad de siempre mantenerse ocupados y útiles”.
En su obra perfecta, Dios permite que los ancianos cuenten a las nuevas generaciones, la compleja herencia del pasado, de la cual han sido testigos, ellos nos ayudan a ver los acontecimientos con sabiduría porque la vida les ha dado esa madurez. Por lo tanto, se da una especie de dependencia mutua porque no es posible rechazar el pasado y suplantarlo por un presente sin memoria. Tampoco es posible ignorar el presente, con sus retos y oportunidades. Esta relación es necesaria para seguir adelante, es la oportunidad de tomar las experiencias para construir un futuro mejor.
Es preciso ir contra corriente, huir de pensamientos egoístas y hedonistas, que nos llevan a buscar el camino fácil, haciendo de lado todo lo que se interpone para llevar una vida fácil y confortable, apostemos nuestra vida por lo verdadero, noble y justo.
El beneficio de amar, cuidar, respetar a los ancianos y tenerlos junto a nosotros, es un tesoro para nuestras vidas.
Recordemos:
Referencias:
- García, H. & Miralles, F. (2017). Ikigai: The Japanese secret to a long and happy life. New York: Penguin Books.