Ser Madre…

Autor: Mgtr. Gabriela Jarrín Pinos / Docente invitada UTPL el Lun, 04/04/2022 - 14:17

Sin duda la experiencia de ser madre impregna en cada mujer vivencias únicas, inexplicables y maravillosas.  Se desprenden de un vínculo materno que evoca actos de amor nobles y generosos como amar sin conocer, dar sin recibir y renunciar sin objetar. Estas manifestaciones hacen eco del mismo acto de amor por el que hemos sido concebidos “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” Jeremías 1:5.

Ser madre va más allá de un cambio físico y emocional, es algo sublime y espiritual, sentir que el amor del Padre se pone en manifiesto otorgándonos el don de la maternidad como un acto de disposición y apertura a la vida, a través del cual perfeccionamos la virtud del amor.  Este amor, infinito, noble, grande, incondicional, conlleva responsabilidad, compromiso, paciencia, confianza, generosidad, esperanza, fe, respeto y ternura, vivencias que nos hacen mejores seres humanos y en su momento serán el referente de vida para nuestros hijos.

La madre es para el hijo, como el ave a los polluelos, atenta, protectora, valiente.  Ampara a su hijo con ternura y compasión, lo ayuda a despertar a un mundo desconocido y guía su aprendizaje encaminándolo al mejor bien.  Su misión formadora, le faculta para educarlo desde el amor y la libertad, aportando de esta manera en la construcción de una sociedad más consciente y humanizada.  Es importante destacar que la responsabilidad de formación de los hijos dependerá tanto del padre como la madre, juntos (padre, madre e hijos) constituyen el recurso más valioso para la sociedad, es decir la familia.

Interiorizando en la importancia de la figura materna, cito lo expuesto por su Santidad el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia – El amor de padre y madre:  

“Las madres son el antídoto más fuerte ante la difusión del individualismo egoísta. Son ellas quienes testimonian la belleza de la vida. Sin duda, una sociedad sin madres sería una sociedad inhumana, porque las madres saben testimoniar siempre, incluso en los peores momentos, la ternura, la entrega, la fuerza moral. Las madres transmiten a menudo también el sentido más profundo de la práctica religiosa: en las primeras oraciones, en los primeros gestos de devoción que aprende un niño”. (Francisco, 2016)

Son grandes los retos que demanda ser madre, van más allá de convertirse en el “motor y corazón de un hogar” importante sí, sin embargo, el verdadero reto está en ayudar a los hijos a encontrar un sentido a su vida, entender que la verdadera felicidad está en el servicio a los demás, y que el ejercicio de las virtudes les ayudará a tomar las mejores decisiones.

Bibliografía: