Lo que Significa "Amar"
Autor: Katherine Zambrano Yaguana, Ph. D. | Docente Educación Continua - UTPL el Lun, 04/04/2022 - 14:04
“Amar significa tener el deseo de la propia perfección y de aquella de la persona amada, superar el egoísmo y entregarse”
(Santa Gianna Beretta).
A propósito del cercano día del Amor y la Amistad, quería traer para nuestra reflexión estas palabras de Santa Gianna. Podríamos sacar muchos temas de conversación de esta frase, pero, esta vez, me gustaría detenerme en aquella tarea tan importante de superar el egoísmo, la elijo porque es el principal obstáculo y lo más opuesto al amor verdadero.
No debemos confundir el egoísmo con el amor natural de sí mismo. La persona no debe desertar de este amor ordenado de sí mismo, pues constituye un amor natural que es indispensable para el amor interpersonal y criterio de todo amor verdadero. En cambio, el egoísmo nos lleva a verlo todo a través del cristal de nuestros propios intereses. El egoísmo no se encuentra en el quererse a sí mismo, sino en el excluir a los demás de ese amor. Se clausura la persona, ya que ella se repliega sobre sí y se hace incapaz de amar.
Una de las manifestaciones del egoísmo se da cuando solo pensamos y priorizamos que son los demás los que “me tienen que hacer feliz”, y no cuento con la importancia y la necesidad de “yo hacer felices a los demás”. De este modo, estamos más pendientes e interesados en “recibir” antes que en “dar”. Por ejemplo: si nos duele la cabeza queremos que se nos tome muy en cuenta, pero si le duele la cabeza al otro no le damos importancia, o pensamos que está exagerando y nos está molestando. Otro caso podría ser cuando yo expongo mi deseo y quiero que se lo considere y se haga como yo digo; pero cuando da su opinión el otro, no lo valoro y pienso que no tiene sentido. Adicionalmente, y como fruto del egoísmo, vienen después las quejas, los reproches, las discusiones, las divisiones, los enfados; el ver al otro como un rival, como un sirviente antes que alguien a quien servir desinteresadamente; ver al otro como un obstáculo para mis planes; o verle como un objeto de placer.
El camino del amor no es un camino fácil, requiere también de renuncias, de sacrificios, de una entrega sincera. El deseo de hacer feliz al otro fue recíproco en el matrimonio de Pietro Molla y Gianna Beretta. En varias de sus cartas de novios se decían mutuamente: “Dime qué he de hacer yo para hacerte feliz”. Ese deseo fue una meta firme en cada uno. Ese olvido de sí en favor del otro, en vez de acarrear una pérdida, produce el crecimiento de nuestro ser. Es una renuncia en donde nadie pierde y todos ganan.
Hemos de aprender a vivir no solo “con los otros”, sino “para los otros”. Ellos son muy dignos de nuestra atención, amabilidad y afecto. El amor exige la renuncia al propio egoísmo y ese es nuestro principal trabajo por hacer. Hemos de pensar más en los demás que en nosotros mismos. A menor egoísmo, mayor amor a los demás.
¡No dudemos en aprovechar las muchas oportunidades que nos ofrece el día a día para abandonar nuestro egoísmo, para servir y amar a los demás con detalles muy concretos!
Para nuestro examen personal: ¿quiero, en verdad, lo mejor para los demás? ¿Procuro buscar en primer lugar el bien de los demás, más que el mío propio? ¿Considero a los otros como superiores a mí, o los infravaloro? ¿Cómo me perciben los demás?