Whatsapp para los Reyes Magos
Autor: Zoila Isabel Loyola Román | Docente Investigador UTPL. el Lun, 04/04/2022 - 13:49
Queridos reyes magos.
Les escribo con la ilusión de siempre y con la esperanza de que, sus majestades de Oriente, lleven mi mensaje al recién nacido. Este año no escribo la tradicional carta, sino que he querido enviarles un WhatsApp. Esto tiene una explicación: pretendo estar un poquito más cerca de la tecnología, al fin y al cabo, estos son los signos de los tiempos.
Estamos aún en el ojo del huracán de esta pandemia y por eso quiero pedirles que estos tiempos difíciles que nos traspasan, desgarran y duelen se tornen en tiempos de esperanza donde fructifique el amor, la fe en ideas y acciones fraternas, provocadas por el cambio que se ha dado en nuestra vida y en la de los demás.
Por la pérdida de la vida de tantas personas en el mundo, por la pérdida de amigos y seres queridos, que nos ha dejado dolor real e inconsolable; por quienes se siguen jugando la vida en esta lucha; por los que se quedaron sin trabajo, por el desasosiego de quienes sufren, depresión, soledad y por los que son víctimas de violencia, injusticia y por aquellos que no han tenido una casa cuando teníamos que quedarnos en casa.
Por la vida de aquellos inocentes que aún hoy, son golpeadas en su fragilidad y sienten mancillada su dignidad. Su existencia misma es perseguida con brutal rencor y profanados los vientres de sus madres en donde Herodes aún hoy sigue asesinando inocentes.
Por un verdadero desarme del mundo; que no solamente se reduzcan los arsenales, sino que volvamos a ser buenos, inocentes, generosos y que se termine en cada uno de nosotros el deseo de poder, de revancha, de egoísmo. Es necesario que la paz domine el corazón, para que no haya fuerza que obligue a usar las armas.
Que sean bienaventurados los humildes, los desheredados, los indigentes, los que no saben si hoy podrán comer. Les pido, queridos reyes, por los que lloran, por los que sufren guerra, enfermedad, injusticia; por los que duermen debajo de un puente, por los que no tienen trabajo, ni un pan para su mesa.
Empecemos hoy mismo haciendo que todo sea distinto, que todo sea mejor, porque le vamos a poner un poco más de oración, un toque de cielo, de bondad y belleza a nuestro caminar diario; sin dejar de caminar en pos de alcanzar esa estrella, que mostró a sus majestades, el camino hacia el Milagro.
Me despido, con la esperanza de que su magia les permita dejar en la vida de cada habitante de este planeta consuelo, fe, esperanza y un poquito de la luz clarísima de la estrella de Belén que nos muestra el verdadero camino. Amén.