Ser mujer en el siglo XXI

Autor: Dra. Zoila Isabel Loyola Román/ Docente - Departamento De Filosofía, Artes Y Humanidades el Lun, 06/03/2023 - 12:00

Estamos viviendo un tiempo de la historia en el que las mujeres tenemos responsabilidades de vanguardia en la lucha contra la violencia, la marginación y la pobreza. Somos pioneras en misiones y proyectos de toda índole. Por lo tanto, las mujeres de este siglo sabemos de la necesidad irrenunciable de entrar en nuevos espacios, pero de distinta manera. ¿De qué manera? Siendo protagonistas, liderando y poniendo en juego todo nuestro “intuición femenina”, es decir, todos los talentos y cualidades de nuestra feminidad. Esto significa valorar a quienes han hecho la historia de nuestros pueblos, repensando el pasado, el presente y el futuro desde una óptica que dé dirección y sentido a la vida.

Hoy en día, las ideologías nos ponen en el ojo del huracán de una absurda rivalidad entre hombres y mujeres, con el consecuente gravamen de una antropología de la confusión que repercute en el descalabro de la sociedad. ¿Qué nos pasa? La pregunta va para hombres y mujeres. Ideologías marcadas por el consumismo, el prestigio y el estatus se constituyen en alienantes que nos someten a nuevas esclavitudes.

Es urgente superar esta mentalidad de competencia, explotación y denigración del ser humano y empezar a restaurar nuestra inmensa valía y dignidad de personas.

“Ser mujer” hoy y en cualquier tiempo implica esa esencia, esa índole, ese rasgo femenino que impregna y marca la vida de la humanidad de manera indeleble, insuperable y trascendente. Ser mujer es ser persona de un modo muy particular. Es decir, el hombre y la mujer, siendo personas ambos, tenemos modos distintos y personalísimos de ser diferentes.

Todos necesitamos de “lo femenino” y no lo necesitamos para remplazar “lo masculino”, sino para complementarlo y enriquecer “lo humano”. La esencia misma de la mujer implica que nuestra psicología considera la totalidad, y así custodia, protege, conserva, nutre, alimenta, ayuda a crecer y favorece a todos y todo lo que nos rodea.

Compartamos juntas este reto que lo teníamos pendiente. Ha llegado el tiempo del buen hacer y mejor pensar, el tiempo esperanzado de mirar al mundo con ojos propios, con ojos nuevos, y volar con alas recién estrenadas. Salgamos por un instante eterno de aquí para remontarnos al cielo, ahora que la luna y las estrellas, nuestras hermanas, estallan en fiesta y emerge de nosotras ese poder interior y sublime que es la vida.