Juventud Divino Tesoro
Autor: Alexandra Jingo M.I Responsable Juventud Idente – Quito. el Jue, 21/07/2022 - 11:12
“No temas que las virtudes sean numerosas y tú frágil.
Ama de verdad y serás santo”.
Fernando Rielo
Los jóvenes siempre siembran esperanza, pasión e ideales que van más allá del egoísmo, independientemente de su entorno y del pasado en el que crecieron porque creen en la belleza de la vida, en el privilegio de conocer el evangelio:
¡Vosotros sois la sal de la tierra! vosotros sois la luz del mundo! (Mt 5, 13-14)
¡Privilegio! ¿Pero qué significa? Tener la oportunidad hoy, no es tener la misma oportunidad mañana. Lo oportuno es un don gratuito otorgado a los jóvenes, pues nacen para ser luz, ejercitando sus virtudes y viviendo la vida espiritual en las pequeñas cosas.
Me cuestiono frente al término “divino tesoro”: ¿tengo la posibilidad de cambiar para aportar a una sociedad mejor? ¿O por lo menos tengo el anhelo de vivir la alegría todos los días, en medio de mis circunstancias cotidianas?
Por supuesto que sí, los jóvenes somos la esperanza de un nuevo futuro, anhelamos vivir en una sociedad digna y nos motiva ser parte activa en su desarrollo, nuestra personalidad tiene un gran valor, es rica en bondad, gracia, y sabiduría, pues todos tenemos la conciencia filial de ser hijos de un Padre Celestial, quien nos ama aún en medio de las falencias personales,
Creemos y esperamos en un futuro mejor, donde el dolor y el sufrimiento desaparezcan. La esperanza nace en la fortaleza diaria, enfrentando diferentes guerras que asechan a la humanidad: la indiferencia, el rechazo y el desamor.
El papa Francisco recalca: “Habida cuenta de los enormes recursos disponibles de dinero, riqueza y tecnología con que contamos, nuestra mayor necesidad no es ni seguir acumulando, ni una mayor riqueza, ni más tecnología, sino actuar el paradigma siempre nuevo y revolucionario de las bienaventuranzas de Jesús, empezando con la pobreza de espíritu”.
Meditando en estas palabras del Santo Padre, me pregunto si soy un joven con ideales, si busco la amistad, la fraternidad; si siento el deseo de ser héroe y no esclavo de mi mismo, si discierno la vocación y respondo con un “si” generoso, para vivir libremente, ¿desprendida de toda tristeza y desamor?
Si poseo el regalo valioso de mi juventud que es “divino tesoro”, Qué hago con este regalo? ¿lo malgasto, o lo acojo y permito que crezca? Nuevamente comparto con ustedes unas palabras del Papa Francisco: “…reservando la mejor parte al huésped, al enfermo, al pobre, al viejo, al desvalido, al excluido; que son el rostro, tantas veces olvidado”. Rostros necesitados de ti y de mí,
para que a través de ellos podamos vivir el perdón y la alegría, la restauración humana y personal.
¿Qué te atreves a hacer de tu vida? ¿Quieres ser un joven lleno de razones ambiguas, o estás dispuesto a restaurar la humanidad empezando por ti mismo? La invitación está hecha, amemos la educación y la convivencia, desde la verdad, la generosidad, y el honor, con un compromiso personal, poniendo generosamente nuestra juventud al servicio de los demás.