Vitamina 13 "Amoris Laetitia" - Fortaleciendo la voluntad de los hijos en base al amor y a la libertad
Autor: Pablo Torres Carrión – Coordinador del Vicerrectorado de Investigación UTPL el Mar, 14/06/2022 - 08:52
Formación ética de los hijos
El desarrollo moral de los hijos recae sobre los padres, responsabilidad que debe afrontarse con valentía inspirada en el hogar de Nazareth, aceptando con humildad esta tarea tan importante y compleja. Y refiero a valentía, no solitaria o egoísta, sino comunitaria que se refugia y fortalece en la Iglesia, en la trascendencia de SER hijos de Dios, y con ello, la responsabilidad de educar desde la filosofía de máximos, en el éxtasis en palabras de Fernando Rielo.
Los apartados de la encíclica relacionados a la formación ética son muy claros y no requieren mayor ampliación; específicamente en el apartado 264 se cita que “la tarea de los padres incluye una educación sobre la voluntad y un desarrollo de hábitos buenos e inclinaciones afectivas a favor del bien…”, resumiendo la actitud integral de los padres en la educación, siendo maestro y constructor desde el ejemplo, motivando siempre el mayor bien posible en cada acto.
A esto nos llama la educación en el éxtasis, a trascender, salir de uno mismo, rompiendo los límites de nuestro ego para ver un horizonte en el prójimo, logrando en este, una motivación tal, que le permita dejar su posición e ir por otra mejor que le acerque a su trascendencia de “ser”. Así, desde esta generosidad inspirada, va construyendo una vida con un cúmulo de valores y hábitos ordenados desde una connotación mística para transformarse en virtudes visibles en cada acto, por más pequeño que pudiera considerarse. En este proceso debe aportar la escuela como eje transversal e integral de educación; sin embargo, recalco, que es responsabilidad principal de los padres procurar este elevadísimo y necesario grado de educación.
Seamos pues, padres, hermanos y amigos, que regalemos desde nuestra vivencia ética y moral, alegría y bienestar a quienes son nuestros prójimos. Seamos esa suave brisa y cálido abrazo en la cual nuestros hijos, alumnos y amigos se regocijen, y desde esta semilla, pequeña como el grano de mostaza, se motive una sociedad de respeto y equidad que defienda la vida, los valores y la convivencia como hermanos.
Reflexionemos:
- ¿Soy luz en la formación amorosa y ética de mis hijos?
- ¿Qué estrategias trabajamos en casa para construir hábitos buenos e inclinaciones afectivas a favor del bien?