Sabemos que la familia es importante. Lo observamos en estos días en los que, sin salir de nuestras casas, compartimos mucho más tiempo con nuestros seres queridos. Es por esto que a través de estas entregas semanales profundizaremos en la riqueza de los vínculos familiares y sus diversos escenarios: ser esposos, padres, hijos, abuelos; y las relaciones padres-hijos, relaciones familiares ampliadas, entre otras.

Como punto de partida quisiéramos resaltar la importancia de la familia a escala mundial, trayendo a colación un documento titulado Estructuras de familia y bienestar de niños y adultos 2017, escrito por Fernando Pliego (de la Universidad Autónoma de México - UNAM), en el que se afirma, con base en una recopilación de trabajos de investigación oficiales en cerca de 40 países, que “la familia es la institución socio-cultural más importante en las sociedades democráticas”. Hace pocos años en nuestro país el INEC también se realizó una encuesta en este sentido, obteniéndose resultados similares: en cinco ciudades se evidenció la importancia que la familia representa para los ecuatorianos.

Estudiosos de la realidad familiar la definen como “agente de desarrollo social, célula primera y principal, patrimonio de la humanidad, lugar donde la persona encuentra afecto y seguridad, nido de amor”, entre otros tantos. En palabras de SS Papa Francisco “la familia es el hospital más cercano”, y podemos también palparlo en medio de esta pandemia que atravesamos.

Podemos afirmar entonces que la valoración de la familia es generalizada. Está ahora en nuestras manos hacer que esta afirmación sea coherente con lo que aportamos para su fortalecimiento, a través de detalles cotidianos que hagan de nuestro hogar aquel lugar que brinda calor, acogida y consuelo, en el que somos aceptados y amados por quienes somos. 

Para esto, la clave es la “generosidad”. Desde los detalles más pequeños, hasta los que cuestan más trabajo, contando no solamente con nuestras fuerzas sino también con la gracia que Dios nos regala en todo instante y a manos llenas.

¡Bienvenidos!

RECURSOS: 

Fortaleciendo nuestra relación

En esta primera entrega compartimos con ustedes pautas dedicadas a los esposos, ya que si fortalecemos estos lazos será más fácil la formación de los hijos. Sabemos también que hay situaciones difíciles en las que existe la ausencia de uno de los progenitores, y es entonces cuando debemos redoblar esfuerzos por hacer que el amor sea el que salga victorioso. ¡Es posible!

Pongamos atención a lo que nos dice a este respecto Escrivá Ivars (2012):  La vida matrimonial no es neutra: cada uno de los actos de los esposos fortalece su amor y abre nuevas posibilidades, o las deteriora y empequeñece. El amor es como una planta: necesita agua (afecto, consideración, respeto, confianza, etc.), necesita abono (detalles, intimidad, ilusión, alegría, etc.), y necesita poda (rectificación de defectos, erradicación de los malos hábitos, etc.). De lo contrario, se seca. En otras palabras, una relación conyugal madura no será posible si no la cuidamos en el día a día, si no la nutrimos con vitaminas (emociones positivas) y si no la defendemos de todo aquello que pueda envenenarla o contaminarla (emociones tóxicas).

A continuación, encontrarán elementos que perjudican y/o fortalecen la relación de esposos. (Pudiendo ser aplicables, la mayoría de ellos, a relaciones entre padres e hijos y con otros miembros de la familia).