Recursos Digitales / Familia y Tecnología

Nuevas Tecnologías ¿Aliadas o enemigas en estos tiempos?

La forma de vivir de pronto cambió. La rutina, las formas de relacionarnos, el trabajo, e inclusive la forma de ejercitarnos o de realizar actividades cotidianas. Posiblemente este cambio nos permitió regresar a nuestra esencia. Nos detuvimos para valorar y extrañar a nuestros familiares y amigos. Poco a poco entramos en un proceso de adaptación que, aunque difícil, no es imposible.

Las reuniones familiares, de trabajo, de amigos y las celebraciones se convirtieron en espacios virtuales usando herramientas como Zoom, Skype o WhatsApp, a través de los cuales compartimos agradables momentos con un café, una comida o un vino. Esta nueva forma ha conllevado la inclusión de personas que antes no estaban vinculadas a estas herramientas, como por ejemplo los abuelos y los tíos, entre otros. Causa ternura verlos no solo participando, sino también aprendiendo. Son encuentros que, si bien nos causan mucha alegría, no logran reemplazar ese abrazo cercano que junta corazones.

Zoom es la aplicación más descargada en estos meses. De acuerdo con diario El Tiempo, en marzo se alcanzó más de 62 millones de descargas en el mundo y hoy se ha convertido en una herramienta fundamental en nuestras vidas porque nos permite acercarnos, aunque las distancias sean dentro de la misma ciudad o barrio o, en otros casos, dando la vuelta al mundo.  

Hay que utilizar estos medios con responsabilidad, pues ya se habla de la “fatiga Zoom”. Se trata del agotamiento o ansiedad que se produce por el exceso de videollamadas. El doctor británico Paul Penn, de la Facultad de Psicología de la Universidad de East London, sostiene que esto se produce porque nos cuesta más interpretar las señales no verbales de nuestro interlocutor, sobre todo cuando hay un mayor número de participantes y porque al vernos nosotros mismos en la pantalla nos esforzamos más por mostrarnos lo mejor posible, lo que se vuelve fatigante.

La solución para este problema es sencilla. Debemos regular el número de videollamadas, pensar en su objetivo y propiciar aquellas que nos permitan estar cerca de quienes queremos, esto nos ayudará a mejorar nuestro ánimo y enfrentar el aislamiento. Recordemos también que es importante realizar actividades con quienes están en nuestro entorno, como dedicar tiempo para comentar sobre un libro, compartir y distraernos con juegos y actividades recreativas para los más pequeños. Y sería importante darse un tiempo, en esta época de mayor silencio, para pensar en cómo seremos mañana y cuál es el nuevo rol que desempeñaremos para vivir todos en armonía.

La “fatiga Zoom”, mencionada anteriormente, no es el único inconveniente. Las herramientas tienen ciertos problemas de seguridad y los más vulnerables suelen ser los niños y adolescentes, por lo que es preciso incluir procesos formativos en torno a estos temas. Quienes hemos participado en este tipo de reuniones sabemos que para conectarnos solamente se necesita ingresar a un link, el cual se comparte fácilmente en diversas plataformas, y es posible que llegue a la persona equivocada, quien puede hacer un mal uso de este. Se sugiere que los padres o personas adultas estén cercanos a los hijos, conozcan acerca de las personas que frecuentan en estos encuentros, supervisen reuniones, el tiempo que invierten en ello y los contenidos que se comparten.

Hay varias aplicaciones que están arrasando en cuarentena con gran éxito en niños y adolescentes debido a su manera sencilla y alegre de producir contenido viral, una de ellas es Tik Tok, una aplicación de origen asiático, aunque a muchos nos avergüence, hemos caído en la tentación de crear nuestra cuenta y realizar algunos videos, explotando nuestro lado artístico. En el mes de abril se superó varios millones de descargas de aplicaciones en Internet y, por qué no, si nos permiten divertirnos y distraernos en estos días. Sin embargo, algunas aplicaciones tiene varios problemas de seguridad que pueden perjudicar a los menores si no se da un uso adecuado y con supervisión. Entre los peligros se pueden mencionar:

  • La necesidad de los jóvenes de aceptación y popularidad hace que, muchas veces, liberen los permisos de seguridad para conseguir un mayor número de seguidores y lograr la viralidad de los videos. Esto los hace vulnerables al acoso sexual y a las redes de pedofilia, por lo que debemos tener mucho cuidado y vigilar, permanentemente, las cuentas de los menores. 
  • La falta de claridad en las políticas de uso de datos, por lo que varias compañías han sido amonestadas por la Federal Trade Comission de Estados Unidos debido a que han almacenado y recopilado datos sensibles e información personal de niños menores de 13 años, según Educación 3.0,  medio de comunicación especializado en innovación educativa.
  • Los diferentes retos que pueden ser peligrosos y en los que los jóvenes y adolescentes se incorporan fácilmente.
  • El contenido en la red es libre, por lo que se debe supervisar a quiénes siguen los menores y qué contenido consumen.

Entre los consejos para utilizar las herramientas de moda en cuarentena, se recalca que se debe revisar e incrementar la privacidad en la cuenta. Por ejemplo, la aplicación TikTok, la más utilizadas por los niños y jóvenes, permite configurar los ajustes de “Bienestar digital” que se protegen con un código para que los niños no puedan modificarlos. En estos ajustes se puede controlar el tiempo de uso y bloquear el contenido inadecuado. También se debe activar el “Modo seguridad familiar” que vincula las cuentas con sus padres, permitiendo monitorear la actividad.

Disfrutar haciendo divertidos videos u otras actividades similares nos permite, además, involucrarnos en la diversión de los niños y jóvenes y supervisar la información que generan y consumen.

Finalmente, las redes sociales son nuestro aliado y compañero en estos momentos, con un record de consumo increíble, se han convertido en nuestra nueva escuela, colegio y universidad. Seguimos diferentes cursos, nos divertimos, improvisamos ser chefs, mecánicos, atletas fitness, carpinteros, agricultores, buscamos la solución a todo, es decir, son nuestros súper profesores, por lo cual debemos aprender a utilizarlas para que aporten a nuestras vidas.

Debido al tiempo que tenemos disponible y a la necesidad de informarnos, estamos atentos a la información que circula en las redes sociales, incluso superando las horas de consumo recomendadas por día. Y en las noches de insomnio, nada mejor que entretenernos revisándolas. Ante la incertidumbre que enfrentamos y la necesidad de información, este hecho se ha convertido en nuestro enemigo porque muchos de los datos que nos llegan no son verdaderos o correctos y nos producen angustia o estrés. Si te encuentras en esa situación es importante hacer una pausa en el uso las redes sociales.

Para superar esta etapa es recomendable seguir redes que proporcionen información verificada y oficial y silenciar cuentas de personas que publiquen información que cause pánico o desinformen. Y lo mismo se puede hacer con los grupos en las redes de mensajería: silenciar a grupos o amigos que no están aportando bienestar a tu vida a través de la información que comparten.

Recuerda que lo más importante es tu bienestar personal y familiar y que las nuevas tecnologías deben acercarnos a los seres queridos, entretenernos e informarnos. Si te das cuenta que no aportan a una sensación de tranquilidad, puedes repensarlo y alejarte por un tiempo.

Existen plataformas tecnológicas valiosas. Visita los grandes museos del mundo, ingresa a las bibliotecas con millones de libros, visita esos espacios naturales y culturales que tienes en mente y que soñaste visitar algún día, diviértete y no dejes de llamar para saludar a la persona que extrañas: al abuelo, tío, primo, amigo… Porque no existe momento más hermoso que cuando escuchas un “buenos días, ¿cómo despertaste?”, “¿cómo estás?”, “¿se te ofrece algo?”. No permitas que, entre el teletrabajo, la teleescuela y los telecompromisos,  dejes de lado a las personas que siempre estarán junto a ti: la familia, amigos, vecinos.

Autor:Dra. Verónica Altamirano, Docente UTPL – Miembro Equipo Interdisciplinar